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Para comprender la auténtica dimensión del cambio social que produjo la aparición de este invento, es preciso recordar la dureza y escasa dignidad del oficio de fregona.

Las manos bastas y el olor a lejía era un estigma que delataba la condición de mujer de la limpieza. Incluso la palabra "fregona" tenía una acepción despectiva según los diccionarios de entonces.

Las mujeres de la limpieza contraían además frecuentes dolencias y enfermedades. Se formaban ampollas en las rodillas -bursitis de rodilla- que producían dolor e impedían arrodillarse, con el drama de perder esta oportunidad de trabajo, quizá la última.

Sufrían con frecuencia deformaciones en la columna vertebral, infecciones y heridas en las manos y se formaban hongos en las uñas. En invierno, con el agua fría, aparecían también sabañones.

A continuación se exponen algunas cartas como botón de muestra del cambio.

PASCUAL MATEO. Sacristán. Parroquia de Santiago de Pamplona.
12 de marzo de 1958.

"Es un instrumento muy práctico en todos los sentidos por rapidez, por su economía y por su limpieza concienzuda y para mi ha sido el summun de los inventos. Ya pueden darme grandes Iglesias que con su invento me atrevo a toda clase de limpiezas".

"De nuevo me atrevo a felicitarle porque ha tenido la feliz idea de acordarse de nosotros ya que hasta ahora lo hacíamos con objetos tan anticuados que más que un placer era un tormento, en cambio ahora da gusto limpiar, te paseas por la Iglesia con ilusión y sin ninguna preocupación, que es cosa grande".

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MARÍA MARTÍNEZ DOVAL. Gerente. El Tinte Moderno S.A.
10 de junio de 1961.

"..., el rendimiento personal dedicado a este trabajo puede estimarse que ha aumentado en un 50% y sobretodo se ha conseguido transformar este trabajo rehusado por todo el personal, tanto el masculino como el femenino, en un trabajo tolerado y aún aceptado de buena gana, puesto que la mujer no necesita arrodillarse en el suelo ni mojarse las manos, y el hombre tiene la impresión de realizar un trabajo de gran rendimiento".

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FRANCISCO JAVIER INGLÉS FALCETO. Desde Carabanchel Bajo, Madrid.

23 de septiembre de 1985.

"...siendo un chaval de 14 años, un hermano mayor que residía en Madrid vino a visitarnos a Albacete, allí por los años 70, y trajo a mi madre una fregona Rodex de las primeras que tenían rodillos de madera y cubo de chapa. Sin darme cuenta di gracias a Dios y al fabricante pues siempre sufría de ver a mi madre tirada por el denigrante suelo...".

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PILAR PALMAROLA. VIDA DE FELIÚ. 82 años, desde la Residencia María Reina de Pedralbes, Barcelona.
25 de febrero de 2000.

"...no se puede imaginar la cantidad de veces que quería expresarle mi agradecimiento... trabajaba en una clínica y las chicas de faenas las veías sucias y andrajosas, arrastrándose por los suelos con las rodillas y las manos desgarradas. A los dos días de llegar sus fregonas se transformaron, venían limpias y arregladas. ¿Qué diferencia! Dios le pague el bien que nos ha hecho... Gracias, gracias, gracias".

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